Joseba Mugartegui y familia
No, no fuimos a Senegal para esto…
Somos una familia muy viajera (matrimonio y 2 hijas de 14 y 12 años), la pequeña con 6 meses estaba viendo las pirámides… ya conocíamos África negra, y tratamos siempre de que nuestros viajes Sean un poco especiales, de mezclarnos con la gente…, pero aun así, éste viaje nos pilló por sorpresa.
Fuimos a Senegal para hacer turismo, conocer un país más, ver el colorido, probar la comida… y descansar algún día en una playa paradisíaca…Salimos de casa con nuestras megamaletas, contentos de dejar atrás las bufandas y abrigos del invierno… y volvimos cabizbajos, esquivándonos las miradas en el aeropuerto y tragando con dificultad una bola que todos, los cuatro, teníamos en la garganta. ¿Qué ha pasado en diez días? No nos lo explicamos, pero ha sido EL VIAJE con mayúsculas y hemos vuelto transformados.
De algún modo hemos «sentido» el país. Sus habitantes se nos han metido dentro y hemos vuelto con muchos deberes para hacer aquí.
Realmente resulta difícil explicarlo con palabras, pero quizá estas imágenes lo expliquen y quizá nosotros mismos podamos llegar a entenderlo.
No tiene sentido explicaros las ciudades que visitamos, ni las cosas que vimos, puesto que la mayoría de vosotros conoce el país mucho mejor que nosotros (de momento), por ello os describiré el viaje en términos de sentimientos, de vivencias.
Nuestro viaje tuvo dos fases:
La primera En Cassamance con Demba como guía , que nos cambió el «chip» occidental y nos ayudó a dejarnos llevar por el famoso danka danka.
Llegamos con prisas, ganas de aprovechar el tiempo, programa del viaje «en ristre», día 20 aquí, día 21 allí…y lo abandonamos al segundo día.
Se trata de ir de casa en casa, de poblado en poblado, de escuela en escuela, ¿a qué?, pues a nada en especial, a disfrutar de dejar pasar el tiempo, a estar con ellos, a jugar con los niños, a verles lavar, cocinar, charlar, bailar con ellos y siempre sonreír.
Demba acertó la contraseña, y nos abrió el corazón, y los senegaleses se colaron dentro, y aun no han salido: Eva, y otra vez Eva, Papau, Ambrosio, y otra vez Eva, Chris, Cecile, Auguste, Leopolde, Bea, …y otra vez Eva, tantos otros que sus nombres hemos olvidado pero no sus caras ni sus sonrisas, ni sus pequeñas manitas… ¡os deseamos lo mejor!
La segunda fase en el Delta de Sine-Solum con “Vie» de guía que nos dio alegría, reímos sin parar con este hombre tan sencillo, con sus ocurrencias, sus dificultades con el idioma, tan transparente como un niño, aliándose con nuestras hijas para hacer travesuras… Fueron también días intensos, de experiencias inolvidables: a la caza de puestas de sol en Toulab Diaolow, cenando al borde del agua en Sine Saloum durmiendo en una casa típica, jugando al París- Dakar por las dunas del Lac Rose, el Land Rover a tope por la orilla de la playa rozando las olas, a la caza de una rana que vino de ilegal en una mochila y a la que las niñas bautizaron kassumay.